Cómo tratar las infecciones virales
El sistema inmunitario ayuda a eliminar las infecciones del cuerpo, pero a veces necesita un poco de ayuda.
Afortunadamente, hay fármacos y otros tratamientos para muchas infecciones virales. El tratamiento ideal aniquilaría una infección totalmente. Pero aun cuando no esté disponible una cura, un tratamiento parcialmente eficaz puede aliviar los síntomas o hasta puede ayudarlo a recuperarse más pronto.
El mejor enfoque para tratar o controlar una enfermedad depende del virus, la etapa de la infección y la persona que se está tratando. Si se enferma o está preocupado por estar infectado, hable con un profesional de atención médica. Ellos están capacitados en las opciones de tratamiento disponibles y pueden trabajar con usted para encontrar una solución que sea la mejor para usted.
La mayoría de los fármacos y tratamientos se enfocan en uno de tres objetivos principales: el virus, el sistema inmunitario o los síntomas. Las siguientes descripciones no cubren todo, pero describen las opciones disponibles más comunes.
Los fármacos y tratamientos que se describen aquí solo son algunas de las herramientas disponibles para controlar los brotes. Aún mejor es evitar infectarse en primer lugar. Las estrategias importantes de prevención incluyen distanciamiento físico, mascarillas, lavado de manos, higiene y vacunación.
Objetivo: Virus
FÁRMACOS ANTIVIRALES
La mayoría de los fármacos antivirales evitan que las células infectadas produzcan más virus. Trabajan al interrumpir un paso esencial en el ciclo de replicación viral. Unos cuantos fármacos antivirales impiden que los virus entren en las células.
Los virus usan nuestras propias células para replicarse. Eso hace que sea difícil interferir con la replicación viral sin que también se interrumpan los procesos esenciales en las células sanas. Por el contrario, las bacterias realizan sus propios procesos esenciales, como copiar información genética y construir proteínas. Muchos fármacos antibióticos funcionan al interrumpir estos procesos específicamente en las bacterias. Debido a que las bacterias son tan diferentes de las personas, los fármacos no reaccionan al interactuar con nuestras propias células. Pero los virus dependen de nuestras células para construir proteínas virales y con frecuencia para copiar su información genética.
Hay algunos virus que usan sus propias proteínas para realizar pasos clave en sus ciclos de vida. Y estas proteínas pueden ser buenos objetivos del fármaco. Por ejemplo, algunos virus usan sus propias proteínas para copiar su información genética. Al atacar estas proteínas virales, los científicos han podido desarrollar algunos fármacos antivirales que son muy eficaces y altamente específicos. Aciclovir es un fármaco que interrumpe la replicación en el virus del herpes. Y varios medicamentos antivirales para tratar el VIH (un tipo de retrovirus) atacan proteínas virales específicas.
Otro grupo de fármacos antivirales funciona al ponerse entre el virus y el receptor de la célula huésped. Si un virus no se puede adherir, no puede entrar. Algunos de estos fármacos están diseñados para imitar las proteínas virales o los receptores de la célula huésped.
Tenga en cuenta que algunos tratamientos también son útiles para la prevención. Por ejemplo, la PrEP (profilaxis previa a la exposición) es un régimen de fármaco que reduce las probabilidades de infección del VIH.
Por medio de la mutación, los virus pueden desarrollar resistencia rápidamente a fármacos únicos. Una estrategia para evitar esto es la terapia en combinación, tomar múltiples fármacos al mismo tiempo. Esto es común para el control del VIH. Otra ventaja es que cada fármaco se pueda dar a una dosis más baja, menos tóxica. Para aprender más sobre la mutación en los virus, visite Cómo evolucionan los virus.
ANTICUERPOS
Los anticuerpos son una de las defensas naturales del cuerpo contra una infección. Son proteínas, hechas por células inmunitarias especializadas, que circulan en la sangre y otros líquidos. El cuerpo hace muchos tipos de anticuerpos, cada uno con un objetivo específico. Cuando un anticuerpo se adhiere a un virus, evita que el virus entre en las células y lo marca para que se destruya. Los tratamientos de anticuerpos, que incluyen los dos que se describen a continuación, están basados en estas moléculas naturales.
El plasma de convalecencia es un suero en sangre de una persona que se infectó y mejoró. Funciona porque una persona que se recuperó recientemente todavía tiene grandes cantidades de anticuerpos en la sangre que son específicos para el virus. Este enfoque ha estado en uso por más de 100 años, incluso durante la pandemia de la influenza de 1918.
Una tecnología más reciente para administrar anticuerpos a un paciente es anticuerpos monoclonales. Estos anticuerpos están compuestos de células cultivadas en un laboratorio. Las células se modifican genéticamente para hacer un tipo específico de anticuerpo. La mayoría de los anticuerpos monoclonales están diseñados para encajar con un virus específico. Otros son más generales y se pueden usar con varios tipos de infecciones.
Debido a que la replicación viral está tan ligada a una célula huésped y debido a que los virus son tan diversos, es difícil encontrar fármacos que funcionen contra varios tipos de virus. Eso es lo contrario a lo que ocurre con los antibióticos de “amplio espectro” que atacan muchos tipos de bacterias. Aunque hay pocos fármacos antivirales de amplio espectro, la mayoría son específicos de un grupo pequeño de virus relacionados, o hasta un solo virus. Y por supuesto los antibióticos no funcionan contra los virus para nada, son específicos de las bacterias.
Objetivo: el sistema inmunitario
El sistema inmunitario es complicado. Está compuesto de órganos, células y moléculas tanto grandes como pequeñas. Las moléculas de señalización que se liberan del lugar de la infección viajan en el flujo sanguíneo y por todo el cuerpo, con efectos generalizados. Aun así los científicos han aprendido mucho sobre cómo funciona el sistema inmunitario. Este conocimiento los ha ayudado a desarrollar herramientas para monitorear su actividad y fármacos para dirigir sus respuestas.
ACTIVAR EL SISTEMA INMUNITARIO
Con algunas infecciones virales, el sistema inmunitario es lento en responder. Algunos virus liberan moléculas que reprimen el sistema inmunitario. Otros tienen maneras de ocultarse y evadir la detección. En casos como estos y específicamente en las etapas tempranas de infección, puede ser útil usar fármacos para poner el sistema inmunitario en marcha. De esa manera, el sistema inmunitario puede empezar a combatir la infección más pronto de lo que lo haría por su cuenta. Algunos fármacos, por ejemplo interferones y citoquinas, hasta imitan las señales naturales estimulantes del sistema inmunitario del cuerpo.
Las vacunas regularmente se dan para prevenir la infección, pero algunas también se pueden usar para tratar a las personas que se han infectado recientemente. Esta estrategia es específicamente útil para los virus que se replican lentamente, como la hepatitis B y la rabia. La vacuna puede provocar que el sistema inmunitario empiece a montar una respuesta que es específica al virus.
REPRIMIR EL SISTEMA INMUNITARIO
A veces el sistema inmunitario funciona demasiado bien. Cuando los tejidos y las células detectan una infección, envían moléculas de señalización, incluso histaminas, citoquinas y muchas otras. Algunas de estas moléculas viajan alrededor del cuerpo y activan el sistema inmunitario. Estas sacan células que combaten el virus, las cuales viajan por el flujo sanguíneo al lugar de la infección. Pero cuando las señales inmunitarias se salen de control, pueden hacer más daño que bien. Usted pudo haber escuchado de una “tormenta de citoquinas”, una complicación que es común en casos graves de COVID-19. Irónicamente, los pacientes con los sistemas inmunitarios más fuertes son los que tienen más probabilidades de desarrollar esta complicación. Esa puede ser la razón por la que la pandemia de la influenza de 1918 fue especialmente letal entre los adultos de 20 a 40 años.
Cuando las señales de activación inmunitaria inundan los tejidos, las células inmunitarias pueden empezar a atacar las células sanas. Las señales inmunitarias también pueden hacer que los vasos sanguíneos tengan fugas. A un nivel bajo, esto puede ser útil, es más fácil que las células inmunitarias se desplacen y vayan al lugar de la infección. Pero cuando los vasos sanguíneos tienen muchas fugas, el líquido se puede acumular en los pulmones o en otros órganos y el volumen sanguíneo baja. Los esteroides y otros fármacos inmunosupresores pueden ayudar durante las etapas críticas de infección, especialmente para los virus de replicación rápida como la influenza y SARS-CoV-2. Pueden calmar el sistema inmunitario y disminuir la concentración de las moléculas de señalización localmente y alrededor del cuerpo. El sistema inmunitario todavía combate la infección, pero sin hacer tanto daño a los tejidos sanos.
Objetivo: síntomas
Otra categoría de tratamientos está enfocada en aliviar los síntomas mientras que el sistema inmunitario funciona para eliminar el virus. Esta categoría es muy amplia. Incluye remedios caseros, intervenciones médicas que regularmente se dan en los hospitales y apoyo emocional. Algunos de estos tratamientos están dirigidos a los efectos específicos de un virus. Otros son más generalmente útiles para la salud y el bienestar en general.
Los tratamientos que se dan en los hospitales pueden incluir cosas como líquidos intravenosos, electrolitos, transfusiones sanguíneas, oxígeno suplementario, apoyo de ventilador y diálisis para filtrar las moléculas dañinas de la sangre. El objetivo es mantener al paciente tan saludable y cómodo como sea posible mientras que su cuerpo lucha contra la infección.
Los medicamentos también pueden ser útiles, incluso los fármacos para la reducción de la fiebre, el control de las náuseas, los antibióticos para prevenir o tratar las infecciones bacterianas secundarias y muchos otros.
Su sistema inmunitario funciona mejor cuando sus niveles de estrés están bajos. Así que cuando está enfermo es útil dormir lo suficiente y tratar de evitar el estrés. Con frecuencia el mejor lugar para hacer eso es en la casa. Y hay bastantes opciones aquí para el alivio de los síntomas también. Una sopa, un té caliente o una ducha caliente lo pueden ayudar a sentirse mejor. La miel puede aliviar el dolor de garganta. Practicar una costumbre familiar, comer su comida favorita o que alguien lo cuide puede ser profundamente reconfortante.
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